Hoy le doy la razón a Mister Perfecto con todos mis defectos, poco importa la perfección cuando aprendes a actuar con el corazón. Por eso te preguntarás cómo puede ser que me haya levantado antes de caer, y es que la vida me dio muchas lecciones y las que aún me quedan por aprender, por eso siempre tan claro lo puedo ver, esquivo las tempestades como Fito; “antes de que cuente diez”.
No llenes de negatividad tu mente, que te critiquen es el precio a pagar por ser diferente, mirarse al espejo y no ver nada, es lo que le jode a la gente. Dan mucha pena, los pobres no son felices, son capaces de negar la felicidad, aunque la tuviesen delante de sus narices, no tienen vida, metas, ni ambiciones, los sueños que tenían de niño, se les pudren en sus tristes corazones. Por eso hablan de ti y de mí, tú y yo tomamos decisiones, y tenemos lo que a ellos les falta, un par de cojones.
No me quiero hacer el valiente, diariamente corro como un cobarde, pero se que voy detrás de mi futuro, antes de que sea tarde. La vida funciona así, llena de contrastes, me encuentro en estas letras que escribo, aunque para escribir tenga que escuchar la música de “Perdidos”, todo esto sale de una parte que aunque no se ve, no es fantasía, por eso todos creímos en una isla que se movía… está claro, no te esfuerces con todas tus neuronas en comprender, a veces en la vida, solo hay que leer.
He visto a un minusválido andar en la televisión, y aunque sea la interpretación de un guión, no te flipes, la realidad siempre supera la ficción, por eso este año a España vi ser campeón, y olvidé a la mujer que me robó el corazón.
Esta vida jode y ha de ser dura, es el precio a pagar por un alma madura, aquí al mejor aprendizaje lo llaman experiencia, pero solo funciona con tiempo y paciencia. Siempre hay una segunda oportunidad, la vida aprieta, pero no termina de ahogar, los del anuncio de Acuarios lo acaban de comprobar, después de una vida en una celda parados, la vida les permite de nuevo caminar, ellos son la prueba de lo valioso que es saber esperar, y que aunque la muerte sea una sentencia, siempre merece la pena luchar.
Por eso desde mi teclado escribo cosas, aunque la gente no les haga ni caso, pero me gusta contar, que aprendí a nadar entre las paredes del vaso, y aunque de muchas cosas he estado a casi un paso, ni siquiera terminé de morir entre tus brazos.
Dice la canción, “A veces me siento perdido en la noche, pensando en cosas de gente mayor”, el truco es hacer el payaso como un niño, para sentirse mejor.
Miro al pasado y pienso en todas las estrellas que ayer miramos, sabía que serían fugaces tarde o temprano, por eso disfrutar de su luz es lo único que estaba en mi mano.
Últimamente hago de las letras un oficio, aunque siempre será mejor que tirarse de algún precipicio, por eso aunque ahora esté tranquilo y con poca ilusión, sigo guardando hielo en la cabeza y fuego en el corazón.
Como dijo el gran Locke, “todos en esta isla tenemos un destino”, seas pieza blanca o negra, ¡Nos vemos en el camino!
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