Un día sin saber por qué, un sentimiento te inunda y la
incredulidad recorre tu piel, ajeno a tu control y a tu seguridad, llega a tu
vida lleno de premeditación y frialdad. Desgarrador y cruel transforma todo lo
que toca a tu alrededor, y sin tiempo para una explicación, acaba con tus
sueños, lo que eres y lo que creías que serías, te arrebata aquello de lo que
te crees dueño, y se vuelve el amo de los instantes de tu vida.
Cabizbajo, impotente y sin saber que hacer, uno tras otro
nacen los días sin que ello implique un nuevo amanecer, conectas profundamente
con tu derrota, y sientes como tu ser se desmorona junto con tu alma rota.
El tiempo pasa ajeno en las manecillas de un reloj, porque
vives anclado en un instante que resuena en tu interior, alrededor todo gira y
continúa, mientras tú sigues mirando al cielo todas las noches, como si la
explicación se encontrase en la luna.
Nada ni nadie es consuelo, cualquier palabra o consejo
resuena vacío, buscas tus respuestas en el cielo, acordándote de todo aquel que
se ha ido, empatizas más que nunca, y te emocionas con las injusticias, pero
ahora te faltan las fuerzas y lo necesario para cambiar tu vida.
Te sientes lejos de todo lugar donde quisiste estar, te
sientes lejos de todo aquello que quisiste ser, tu propia existencia te hace
dudar, hasta consumir tu propia fe, te vuelves frágil, débil y manejable, y es
probable que en un golpe de mala suerte, tu vida se acabe.
Poco a poco eres un número, el raro o aquel alcohólico del
pueblo, terminan tratándote como a un desconocido, y te miran como si se
cruzasen con un perro, nadie conoce tu lucha, nadie lidia con tus derrotas, sus
prejuicios te miran por encima del hombro, y poco menos que eres escoria.
No hay final feliz, ni sacaste fuerza de tus flaquezas, no
hay unas nuevas ganas de vivir, ni un día llegó a ti la fortaleza, esta vez no
termina como nos gustaría, con cambios y una nueva vida, esta vez la oscuridad
consume, aplaca y derrota, esta vez una emoción te roba la vida y con ella tu
historia.
Puede que me conozcas, o que alguna vez de paso me hayas
visto en tu vida, soy aquel vagabundo, aquel parado o aquel andrajoso con barba
que duerme en tu esquina, pero por encima de todo eso, soy un sentimiento, soy
la tristeza, la pena y el lamento, puede que me hayas conocido, aunque no me
haya hecho dueño de tu tiempo, puede que tú si tuvieses la oportunidad, que
estas almas acabadas de las que ahora soy dueño no tuvieron.
Pero ten por seguro, que aunque no me conozcas a ti te debo
todo y te lo agradezco, porque es tu falta de empatía y de generosidad, las que
permiten que día a día me haga de este mundo el dueño.