Guardo todas estas hojas blancas, donde se cuenta nuestra
historia, un tiempo vacío, que duele más de la cuenta en mi memoria. Escritas
en ellas, la invisibilidad de nuestros gestos, estas miradas de las que ahora
hacemos un juego, inventario de todas las ilusiones frustradas, lista de todo
aquello que quise y quedó en nada.
Solo caen en tinta tus palabras vacías, halagos, piropos y
altares en los que me ensalzaste, el papel en el que un día nuestra amistad
envolvías, y que sin dudas ni remordimientos de repente tiraste.
Lo guardo todo en un lugar tan silencioso, como el que ahora
nos dedicamos, un lugar que debía ser precioso, y en el que mi esfuerzo quedó
en vano, aquel lugar de mi memoria, donde deberían estar tus momentos, y que
hoy queda huérfano, porque no serán tuyos los recuerdos.
Justo ahí ha quedado todo, que al final ha sido nada, justo
aquí estamos nosotros, en silencio y confesándonos en cada mirada.