Caminaba un niño tras la piel de un hombre, quiero recordar
pero no me viene a la mente su nombre, todo se puede olvidar, su camino lo
andaba sobre el tiempo, tras él quedaban sus batallas y pocos arrepentimientos,
lucía fuerte casi tanto como un guerrero, pero el peinado fino, delataba su
falta de práctica con el acero, lucía astuto cual comerciante de antaño, pero
aún no había conseguido vender, el dolor de aquellos años, lucía erguido y
seguro en sus pasos, pero cuenta alguna historia, que dejó su seguridad por
alguna mujer y sus brazos, parecía seguro en cada una de sus jugadas, pero se oían
rumores de alguna mujer por la que apostó y se quedó sin nada.
Era leal y solitario, frecuentaba la misma esquina del bar y
dicen que fue presidiario, era capaz e inteligente, y nunca le faltaron miradas
cuando pasaba entre la gente, vestía ordinario y le delataba el crujir de sus
botas, y a pesar de su inteligencia, siempre supo tener mano izquierda para los
idiotas. Cuentan en el pueblo que salvó a una mujer de su propio infierno, pero
que el anda condenado a un eterno invierno, dicen que encontró a la familia de
un niño perdido, pero que él a veces ni siquiera encuentra los pasos de su
propio camino, cuentan que su corazón lleva roto mil años, pero que aún así
siempre supo cuidar a los demás y nunca les hizo daño, dicen que nunca ha llorado
por una mujer, pero que aún se le saltan las lagrimas al recordar el gato de su
niñez, dicen que ha sido padre de los padres y marido de las esposas, y que
siempre prefirió arriesgar por el aroma, a sabiendas de que traen espinas las
rosas, hablan de él casi como del hombre perfecto, pero siempre le gustó sentirse orgulloso, de aquellos que odian sus defectos.
Cuentan que en una época le dolía todo esto que decían de él,
pero que caminando por el desierto se encontró un espejo, y nunca más le volvió
a doler, dicen que habla mucho y que eso es de pesados, pero que todos terminan
hablando con él, cuando necesitan ser escuchados.
Lo han visto correr y le han llamado cobarde, sin percatarse
que su único miedo era llegar al cariño de su amada tarde, lo han visto
emocionado y lo han tachado de poco hombre, pero siempre terminan preguntándole
por las mujeres y los secretos que esconden, lo han visto con la cabeza alta y
lo han tachado de prepotente, pero siempre se han preguntado como podía ver mas
allá, que el resto de la gente.
Puede que alguna vez
se haya cruzado contigo y lo hayas prejuzgado, o puede que un día te
diese ese beso o ese abrazo que tanto has necesitado, puede que lo hayas tachado
de charlatán, o puede que un día te sirviesen sus consejos, puede que un día lo
amases, o que de repente lo ignorases y lo quisieses lejos, el caso es que es
muy probable que se acuerde de todos vosotros, tanto de los unos como de los
otros.
Quién sabe donde estará ahora, quién sabe cual será la
expresión de sus rostro, me gustaría poder dedicarle estas letras ahora, para
esos momentos en los que se sienta solo, me gustaría que supiese que a pesar de
todo, siempre ha sido ese tío natural que supo ser feliz de cualquier modo.
Es curioso lo feliz que se puede ser sentado desnudo en el
desierto, o oliendo a candela en un frío invierno, caminando entre la gente que
te mira, o solitario en los lirios bajo aquella encina, qué fácil es ser feliz
cuando eres un personaje de ficción, qué fácil es ser feliz cuando actúas con
el corazón, qué fácil es ser feliz a pesar de estar triste, enfadado o
decepcionado, porque la felicidad siempre será un modo de vida, por encima de
los estados de ánimo. Qué fácil es ser feliz cuando escribes lo que inventas o
inventas lo que escribes, qué fácil es ser feliz cuando además de crear con las
letras, creas con lo que vives, qué fácil es ser feliz cuando eres el personaje
de un relato, qué fácil es ser feliz cuando de la ficción a la realidad solo
hay un salto.