Playa

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19 de junio de 2011

Cisne negro

Todos somos sensibles a la belleza, y ante su defecto el maquillaje o el fotoshop se encargan de esta, todos sabemos bailar el papel del cisne blanco, es fácil bailar si eres el cisne más bonito entre tantos. Este cisne encarna, la belleza física, la ternura y la inocencia, características que seducen a los más selectos ojos y conciencias, todo el mundo aprecia la claridad y la luz, es fácil enamorarse o embelesarse con una belleza como la que tienes tú.

Pero nadie repara en la belleza del baile del cisne negro, aun menos si en su juventud no fue más que un patito feo, nadie repara en la naturalidad de sus actos, la falta de miedo a ser juzgado.

Nadie sabe lo que le cuestan los movimientos a la bestia para conquistar a la bella, o al jorobado de notre dame para conquistar a su doncella, nadie anima al perdedor, nadie aprecia el valor del segundón, somos patéticos borregos sin personalidad, inconscientes del jugo que se le puede sacar a toda realidad, que más da amargura o felicidad, ambas son energías poderosas por proyectar.

De los pozos más profundos y oscuros, sale el agua más cristalina y potable solo con llenar un cubo, acaso crees que el ogro no guarda un corazón latiendo dentro, acaso crees que solo el guapo entiende de sentimientos. La piel cae, porque la naturaleza así lo considera con la gravedad, pero también nos dio una mente privilegiada donde nuestros valores se guarden para no poderlos olvidar, nos dio mil sensaciones químicas para disfrutarlas, y tus orejas seas más o menos bonitas solo sirven para colgar las gafas.

Que más da que te operes o te inyectes botox en los labios, si lo más importante de ellos es que beses a diario, que más da que tu carita hoy este bien maquillada, si lo más bonito de esta vida es despertarse feliz con la señal en la cara de la almohada.

Esto es un grito a favor de la belleza, pero solo esa que en el interior llevamos presa, esa que se derrama con cada una de mis letras, esa que no conoce de hipocresías ni caretas, esa misma belleza con la que te enamoras, esa por la que tu novia se vuelve más bella conforme pasan las horas.

Porque si la belleza tuviese voz hablaría desde dentro, porque si la belleza tuviese voz solo hablaría de sentimientos, porque la belleza vive en las manos de un amor, o en los recuerdos de un sueño, porque la belleza no conoce de perfección ni de dueños, porque si algo hay seguro en esta vida, es que la belleza esta en los ojos de quien la mira.

Rumbo a...

Despacio en la resaca de una victoria pasada, recuerdo lo sucedido aunque solo sea por madrugadas, ha estado bien, he conseguido un buen botín, pero siento como la tranquilidad esta lejos de ti.

De repente me doy cuenta de que soy el Capitán del barco, y comienzo a ver las consecuencias de soltar el timón en nuestros ratos, no es que me preocupe alejarme de puerto, pero en ultramar me distraen mucho más las sirenas, eso es cierto.

Tengo que abrir bien las velas y adecentar la cubierta, ya que aunque no estoy lejos de mi rumbo, tampoco es la posición perfecta, soy el rey de los mares y he de cuidar mi estatus, soy Arturo cuando saco de la piedra la espada Escálibur.

Y aunque sin viento a favor y con una cercana tormenta, tomo el timón y de nuevo de mi ruta tomo las riendas, oteo el horizonte con clara seguridad en mi mirada, a pesar de que nadie me garantice que la siguiente batalla este ganada.

Busco entre documentos y cartografías el mapa que me muestre el camino, y con natural y negro carboncillo en las cartas de navegación marco mi destino, me esperan tempestades y tormentas, olas de seis pisos y relámpagos que me mantendrán alerta, pero no se puede disfrutar del mar, sin mojarse la jeta.

Y si oigo cantos de rubias y engañosas sirenas, como buen marinero disfruto de su melodía, seguro de que solo por la reina de los mares mi corazón palpitará algún día. Por eso reina espérame desnuda en alguna isla desierta, que por amor te encontraré, aunque tu isla en mi mapa ahora no aparezca.