Hace tiempo que no te sentía tan cerca, pero esta madrugada
lloro como un niño al sentir como jugueteas entre mis piernas, perdóname por
todo este tiempo en el que casi te olvido, pero permíteme que disfrute al
encontrarme contigo.
Cierto es que ni me miras mal, ni tan si quiera me juzgas,
pero bien sabemos los dos que estoy perdido, como lo estaba aquel tiempo en el
que tú y yo éramos uno, pequeño felino.
He recordado aquellos días en los que nada me cuestionaba,
en los que era feliz saliendo al patio viendo como jugabas, he recordado como
dos seres vivos conectan a pesar de su raza, he recordado incluso, cuando ella
se reía al verte jugar en casa, que curioso ese tiempo donde yo la miraba con
otros ojos, lo que ibas a disfrutar viendo como ahora me vuelve loco.
Acabo de recordar lo fáciles que se hacían las mañanas
contigo, la energía que me inundaba y que compartíamos, fuiste el inicio de un
proyecto que casi lo consigue, y ahora mismo eres la razón por la que lejos de
dejarme, seré un hombre que persiste, hoy te recuerdo con un nudo en la
garganta, porque me encantaría que una vez más me despertases mañana.
Esta noche me iré a la cama recordando aquella mañana de
lluvia donde te fuiste de mi lado, recordaré cada una de las lagrimas que por
ti lloré, y que por nadie más he derramado, recordaré como llovía y llovía, y
como nada me despertó de aquella tristeza durante días y días, recordaré que
fuimos uno cuando me quedaba dormido mientras te acariciaba, y volveré a sentir
tu pelo, tu independencia y todo el cariño fiel que me dabas.
Pero sobre todo me iré sabiendo algo que no me ha enseñado
ningún ser humano, algo que la vida me enseñó cuando te puso a mi lado, es la
lealtad de la que presumen tantos amigos, esa de la que yo puedo presumir,
porque un día me la entregó un gran amigo felino.